Desnudo y asombrado el niño mira el fuego desafiar las sombras,
La disolución y sus eternas formas
En sus ojos las llamas se doblan y disuelven
y en un orbe de fuego y sueños se convierten
El niño observa, y el tiempo se detiene;
Observa las hebras fugitivas del fuego
Tejer una intrincada trama de remotas voces y reflejos;
Familiares como si fuera un ancestral lenguaje de hombres y animales
Extrañas y nuevas, llenas de asombro y cosas elementales.
Como una red de nervios el humo en lo alto se dispersa
Y se tiñe con la sangre del sol persa
El niño escucha y mira como si fuera parte del coro
Y en sus ojos el sol muere y nace como una llama de oro.
De súbito una corriente agita la fogata,
Y se ilumina el niño de noche y escarlata.
Ágiles las llamas bailan al ritmo de una canción
Que toca los dedos del viento en un caracol,
y todo se llena de olas, y el viento hace como un tambor
y se despliega en las aguas una obscura flor
y el humo se riza en triple vuelo abriendo un puente desde el centro del corazón
Sobre el profundo espejo de fuego y de imaginación
Hacia los remotos confines de las esferas
Donde se entretejen las formas del tiempo y sus letras.
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